El tejido cicatricial es tejido fibroso que se forma cuando el tejido normal es destruido por una enfermedad, lesión o cirugía.
El tejido cicatricial está hecho de colágeno, una proteína que ayuda a mantener unido el cuerpo. La diferencia entre nuestro colágeno normal y saludable y el tejido cicatricial es que este último se crea de manera aleatoria y con una elasticidad reducida lo que limita la fuerza de los tejidos.
Además, una cicatriz (interna o externa) puede reducir el flujo sanguíneo y linfático de esa área, prolongando el tiempo de curación.
Las cicatrices pueden causar dolor, incomodidad, o sensaciones de tirantez, debido principalmente a las adherencias que provoca. En algunos casos también puede causar daño o atrapamiento de nervios.
En casos severos, pueden tener efectos en todo el cuerpo, limitando el movimiento o causando problemas compensatorios en la musculatura.
Se pueden tratar todo tipo de cicatrices, desde muy viejas hasta recién curadas (una vez dadas de alta por su médico). Estas cicatrices a tratar podrían ser el resultado de una operación, cirugía estética o accidente.
Un fisioterapeuta especializado evaluará su cicatriz y utilizará en su tratamiento el conjunto de técnicas que sean más beneficiosas:
El fisioterapeuta trabajará en la cicatriz y alrededor de la misma. Como consecuencia del tratamiento, se mejora la apariencia de la cicatriz, logrando que sea más pequeña, ligera y menos prominente.
No obstante, cabe indicar que es posible que se necesite de varias sesiones para obtener el mayor beneficio, y la respuesta al tratamiento variará en cada individuo.
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